lunes, 15 de abril de 2013

YO


1. PRESENTACION:
Mi nombre es  Fernando y actualmente tengo 30 años, a mi me gusta decir que tengo 15 por segunda vez, nací un 25 de diciembre de 1982 mis padres son José Soto y Elsa Valdivia, tengo una hermana que se llama Belén y dos mascotas  “Frodo” y “Sam”. 
                Siempre he querido plasmar mi historia en relatos o algo, conocimientos de cómo hacerlo no tengo, pero creo que no hay peor lucha que la que no se hace, comenzare con mis primeros recuerdos que guardo en esta cabeza loca y así seguiré hasta llegar a los días actuales.
Primeros recuerdos:
                Con el poto “ortigado”.
Mis padres se casaron en febrero del  año 82 y para los que están sacando cuentas, calza justo ok, mal pensados.  Mi padre se vino del campo de la ciudad de Chillan a probar suerte a la capital en donde conoció a mi madre quien, por la misma época trabajaba cuidando niños en esta misma ciudad, estoy hablando del año 1978 o algo así.  Bueno se conocieron, salieron, bueno y todo lo demás, se casaron el 20 de febrero del año 82 y decidieron vivir en la casa de mi abuelo materno Don Luis Valdivia en la ciudad de Rengo. 
                El gobierno de la época favoreció al joven matrimonio con una “media agua” que les permitió salir de la casa de mis abuelos cuando yo tenía, aproximadamente 3 años, el cambio no fue favorable pues la “media agua” la instalaron el en patio de una vecina “la señora Inés”.
                Yo no sé si esta señora leyó muchos cuentos de hadas y se identificaba demasiado con los personajes malignos de ellos o su infancia no fue de lo más  agradable, el caso es que se esmeró en hacer la vida de cuadritos a esta inexperta esposa pero abnegada madre que por  la época tendría unos 27 años.
                Yo siempre fui un niño muy curioso, ¡Muy! Y desarrolle mi cualidad del habla muy temprano también, por lo que andaba por todos lados parloteando cual loro tricahue preguntando por cualquier cosa, y no sé si le molestaba mucho mi presencia a la “señora bruja”, perdón “señora Inés”. Un día le hice una pregunta:
-¿qué es eso?-
-ají- respondió ella, -¿Quieres?
                Me dio a probar de aquella desconocida pasta, roja con lunares blanquitos, obviamente el efecto fue inmediato y desastroso, Salí corriendo y llorando a buscar consuelo en los brazos de mi madre, esta fue la gota que basto para saturar este vaso que ya está lleno con la situación de la “ortiga”.
                La “ortiga” o por lo menos así se le conoce por la zona, es una hierba silvestre que crece al comenzar la primavera su cualidad más particular es que si la tocas te genera inmediatamente una comezón horrible, es como si  te mordieran hormigas o abejas, su efecto no es muy largo, pero si es muy molestosa la situación.
                Imaginen lo siguiente, un niño de 3 años en una localidad de campo, principios de primavera, recién controlando mis esfínteres, ¿Dónde creen que podría hacer pipí?, creo que todos dirán “por ahí” ¿verdad?, lo mismo pensé yo e hice por ahí, el problema es que este “por ahí”  era de  propiedad de la “señora Inés” quien mostro sus cualidades de bruja experimentada y tomo la planta de ortiga sin que le lastimara las manos a ellas, bajo mi pantaloncito y me dio con esta hierba unas tres veces.
                Mi madre no hizo nada, me refiero a pedir explicaciones a esta amable señora, Uds. entenderán que estar viviendo en algo que no es tuyo, le da a la persona dueña de este lugar propiedades que no son tales, como la de abusar de sus inquilinos y a las personas allegadas una sensación de no tener derechos ni reclamar por ellos, fue mi padre quien pidió las explicaciones correspondientes con amables palabras, recuerdo que comenzaban con “M, C, X, H” o algo así, fue después del episodio de la salsa de ají que decidimos volver a donde nunca debimos salir y donde pase mi niñez, con mis abuelos.

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