1. PRESENTACION:
Mi nombre es Fernando
y actualmente tengo 30 años, a mi me gusta decir que tengo 15 por segunda vez, nací
un 25 de diciembre de 1982 mis padres son José Soto y Elsa Valdivia, tengo una
hermana que se llama Belén y dos mascotas
“Frodo” y “Sam”.
Siempre
he querido plasmar mi historia en relatos o algo, conocimientos de cómo hacerlo
no tengo, pero creo que no hay peor lucha que la que no se hace, comenzare con
mis primeros recuerdos que guardo en esta cabeza loca y así seguiré hasta llegar
a los días actuales.
Primeros recuerdos:
Con
el poto “ortigado”.
Mis padres se casaron en febrero del año 82 y para los que están sacando cuentas,
calza justo ok, mal pensados. Mi padre
se vino del campo de la ciudad de Chillan a probar suerte a la capital en donde
conoció a mi madre quien, por la misma época trabajaba cuidando niños en esta
misma ciudad, estoy hablando del año 1978 o algo así. Bueno se conocieron, salieron, bueno y todo
lo demás, se casaron el 20 de febrero del año 82 y decidieron vivir en la casa
de mi abuelo materno Don Luis Valdivia en la ciudad de Rengo.
El
gobierno de la época favoreció al joven matrimonio con una “media agua” que les
permitió salir de la casa de mis abuelos cuando yo tenía, aproximadamente 3
años, el cambio no fue favorable pues la “media agua” la instalaron el en patio
de una vecina “la señora Inés”.
Yo no sé
si esta señora leyó muchos cuentos de hadas y se identificaba demasiado con los
personajes malignos de ellos o su infancia no fue de lo más agradable, el caso es que se esmeró en hacer
la vida de cuadritos a esta inexperta esposa pero abnegada madre que por la época tendría unos 27 años.
Yo
siempre fui un niño muy curioso, ¡Muy! Y desarrolle mi cualidad del habla muy
temprano también, por lo que andaba por todos lados parloteando cual loro
tricahue preguntando por cualquier cosa, y no sé si le molestaba mucho mi
presencia a la “señora bruja”, perdón “señora Inés”. Un día le hice una
pregunta:
-¿qué es eso?-
-ají- respondió ella, -¿Quieres?
Me dio
a probar de aquella desconocida pasta, roja con lunares blanquitos, obviamente
el efecto fue inmediato y desastroso, Salí corriendo y llorando a buscar
consuelo en los brazos de mi madre, esta fue la gota que basto para saturar
este vaso que ya está lleno con la situación de la “ortiga”.
La “ortiga”
o por lo menos así se le conoce por la zona, es una hierba silvestre que crece
al comenzar la primavera su cualidad más particular es que si la tocas te
genera inmediatamente una comezón horrible, es como si te mordieran hormigas o abejas, su efecto no
es muy largo, pero si es muy molestosa la situación.
Imaginen
lo siguiente, un niño de 3 años en una localidad de campo, principios de
primavera, recién controlando mis esfínteres, ¿Dónde creen que podría hacer pipí?,
creo que todos dirán “por ahí” ¿verdad?, lo mismo pensé yo e hice por ahí, el
problema es que este “por ahí” era
de propiedad de la “señora Inés” quien
mostro sus cualidades de bruja experimentada y tomo la planta de ortiga sin que
le lastimara las manos a ellas, bajo mi pantaloncito y me dio con esta hierba
unas tres veces.
Mi
madre no hizo nada, me refiero a pedir explicaciones a esta amable señora, Uds.
entenderán que estar viviendo en algo que no es tuyo, le da a la persona dueña
de este lugar propiedades que no son tales, como la de abusar de sus inquilinos
y a las personas allegadas una sensación de no tener derechos ni reclamar por
ellos, fue mi padre quien pidió las explicaciones correspondientes con amables
palabras, recuerdo que comenzaban con “M, C, X, H” o algo así, fue después del
episodio de la salsa de ají que decidimos volver a donde nunca debimos salir y
donde pase mi niñez, con mis abuelos.
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